En el Santísimo Sacramento del Altar está Dios con particular asistencia, pues está en él con real y verdadera Presencia de su Divinidad en el Cuerpo de Cristo, que está debajo de aquellas especies.
Si consideramos la alteza del Sacrosanto Sacrificio de la Misa, el merecimiento de oírla, y los frutos tan colmados y de tan alto valor, que se acogen de asistir a ella, son tales que, si en todo el mundo se dijera una sola Misa, habíamos de ir a oírla, y compráramos su valor a cualquier precio, por grande que pareciese. Porque la Misa es el más alto Misterio, y el más santo, admirable y meritorio Sacrificio que ha habido ni puede haber. Pues en ella se ofrece el mismo Cristo en víctima, Dios y Hombre verdadero, principio y fin de todas las cosas, y como tal, infinitamente bueno.
Conviene saber que los que asisten a la Misa ofrecen aquel Soberano Sacrificio juntamente con el Sacerdote, el cual ora por ellos y representa al Eterno Padre. Y así como decir Misa es la mayor acción que puede hacer un Sacerdote, la más agradable a Dios, y la más meritoria para su alma; de la misma manera el oírla y ayudarla, es la obra más agradable a Dios, y de gran beneficio para el alma. Porque en la Misa da Dios santas inspiraciones, dulce devoción, auxilios especialísimos para obrar, luz para conocer sus divinos Misterios, fortaleza en la Fe, fuerzas para vencer las tentaciones de Satanás, Gracia para obrar con perfección, perseverancia en el bien.
Y por aquel Sacrosanto Sacrificio que ofrece le perdona Dios grande parte de las penas que debía padecer en el Purgatorio, y si le ofrece por sus difuntos alcanza el perdón para ellos, y si por los vivos les da Dios auxilios y Gracias, dolor de pecados y Gracias para no caer.
Número de páginas: 70.
Dimensiones: 14 x 21 cm.
Peso: 3,32 oz. (94,1 gr.)
"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."