Honrarás padre y madre. Advierte Santo Tomás que en las tablas de la Ley, habiendo ya Dios escrito los preceptos que tocaban a su honor, y escribiendo los que tocan al del prójimo, empezó por este de honrar a los padres, enlazándole con los que tocan al honor de Dios, porque el padre tiene las veces de Dios para con sus hijos en la tierra, y el honor y la obediencia de los hijos le dan una semejanza del que le damos a Dios.
Por tres razones debemos a Dios el respeto y obediencia. El primero porque nos dio el ser corporal. El segundo porque nos dio el espiritual del alma. El tercero porque nos alimenta y conserva. Y por estas mismas razones tenemos la obligación de honrar y obedecer a nuestros padres, porque nos dieron el ser corporal engendrándonos, y el espiritual enseñándonos, y porque nos conservan alimentándonos a costa del sudor de su rostro.
De lo cual viene por consecuencia la obligación de honrar a los padres y la de honrar a Dios, por esta razón las eslabonó el Señor en su Santa Ley. Son tan gratos a Dios los hijos obedientes, y tan desagradables los desobedientes, que no se halla palabras con qué honrar a los unos, ni con qué explicar cuánto le ofenden los otros. Lea las Escrituras y las hallará sembradas de esta verdad, porque no hay Profeta que no la predique, ni historia que no la muestre, Sabio que no la enseñe.
Dice el Eclesiástico: Atended, hijos, a los consejos de vuestros padres, y obedecedlos con toda puntualidad, para que alcancéis la salvación. No se pudo significar esta verdad con mejores palabras, ni prometer mayor bien a los que las cumplieren, que es la salvación, ver y gozar de Dios eternamente.
Pero es también deber de los padres educar a los hijos, ya que, si están bien educados, discernirán fácilmente lo que es bueno de lo malo, aborrecerán el vicio y amarán la virtud. Desde su tierna infancia les deben enseñar santas y honestas costumbres.
Número de páginas: 86
Dimensiones: 14 x 21 cm.
Peso: 3,44 oz. (97,6 gr.)

"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.

"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."


